sábado, 2 de mayo de 2009

GOTERAS

Llueve
Y muchos
No se han dado
Cuenta.
Piensan
Que el destino
Es lona protectora,
Sin embargo,
Sienten dolor
Y lloran
En sus adentros.
Llueve.



Coronadas
De fantasiosas aspiraciones
Siguen las uñas.
Arlequines
Fantasmales y pictóricos,
Corroen
Los leucocitos que guardo
Entre las venas.

Cuajada
Cuarentena de silbidos
Que en el viento
Sobre la vieja Roma,
Despiertan
Los sueños mezquinos
Tronando
La anticuada campana
En tintineo
Áureo del sonar platílico.

Coronas que se prenden
De los roídos huesos,
Destruyendo
Su composición calcárea
En polvo
De viento marino.

Sonidos
Coronarios que palpitan,
Bajo el ser que perturban
Los tendones carcomidos,
Centrífugos en las arterias,
Asonantes, de los vientos.

Ya cierran
Las puertas destiladas,
Con ayuda
De la luz de Atenas
Y la gloria
Del sosegado imperio peruano;
Son pirámides también las rocas
Y los andenes que cuelgan
De los sentidos.

Cordones
De graduaciones al viento
Sobre mi espina.
Y Vespucio
Y Mariátegui
Al bondadoso sol
Estampados como esculturas eternas
Perfilando sus visiones.

Se corroen
Mis cóncavas fascinaciones
Y mis silentes verbos,
Expresan en su vacío
Mil murmuraciones.
Cuajado el viento
Que abrazan los átomos.
Cuajada la carne
Que se pudre en cientos
De sonrisas.
Cuaja el lamentable deceso
De mis huesos,
En cuarentena
De la vieja tarde
Que renace
Con nuevas fantasías.
(1983)



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